Campesinos, indígenas y Estado deben consensuar la nueva ley agraria

En la Cumbre de Tierra, Territorio y Soberanía Alimentaria (Santa Cruz 23-25 abril 2014) organizada por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígena Originarias de Bolivia-Bartolina Sisa (CNMCIOB-BS) se ha podido observar que existen visiones diferenciadas respecto a la posibilidad de debatir y aprobar una nueva norma agraria en el país.

Por un lado la perspectiva del presidente Evo Morales en su discurso inaugural de aquel evento consistió en señalar que la prioridad de la nueva ley agraria –si es que esto se lleva adelante- debiera ser la producción de alimentos y la buena administración de los recursos naturales. Por el otro lado, la visión de las comunidades de los nueve departamentos que se dieron cita en el evento, consistió en expresar problemas concretos y cotidianos relacionados a la escasez de tierras, la extranjerización de la tierra, el minifundio, el latifundio, el lento proceso de saneamiento de tierras.

Sin duda el tono del discurso inaugural del presidente se centró en ahuyentar las visiones radicales y peticiones maximalistas que normalmente salen de este tipo de eventos, y más bien su pedido fue que la CSUTCB al plantear una nueva norma agraria debiera ser más propositiva en no sólo pensar en acceder a más tierra, sino que lo que hace falta es pensar en cómo producir más alimentos, además el "tema tierra, agua, mercado, mecanización van juntos", les dijo. El presidente recordó que en 1984 cuando se discutió el proyecto de Ley Agraria Fundamental (LAF) impulsado también por la CSUTCB, se planteó que "la tierra es de quien la trabaja personalmente". Antes de que el Presidente terminara su argumentación, su afirmación fue efusivamente aplaudida por los asistentes a la cumbre, empero el Presidente aclaró que su visión al respecto era otra, y ejemplificó su experiencia personal como productor de coca y dijo, "si yo trabajo personalmente nunca voy alcanzar a cosechar la coca, necesito peones y aynis".

El presidente expresó su contrariedad a la posibilidad de debatir o plantear propuestas sobre la gestión del territorio y el autogobierno como estaba en la convocatoria de la cumbre. "¿Qué estoy entiendo de este subtítulo?" preguntó a los presentes. Y luego ensayó un argumento ejemplificando: "Yo Policarpio Acarapi de Potosí en mi comunidad apareció mina de oro, yo autogobierno exploto la mina de oro sólo para mí", otro ejemplo, "en mi comunidad aparece un pozo de petróleo o finalmente gas. Como comunidad me organizo y exploto con una transnacional. Sólo para mí. Espero que no se entienda eso. Si se entiende así estamos equivocados".

Por su parte el debate y las conclusiones de las seis comisiones de trabajo de la Cumbre plantearon que la nueva ley de tierras debiera enfocarse a dar solución sobre los siguientes temas al acceso y uso de tierras y recursos naturales a extranjeros, el acaparamiento de tierras y su mercantilización, otro problema planteado fue el fenómeno de loteamiento de tierras agrícolas en áreas urbanas, señal de que el avance de la mancha urbana tiene efectos complejos y está relacionada con diversos actores sociales y se pone en juego negocios millonarios de tierras con vocación agrícola.

En el plano institucional se sugirió que el trabajo del INRA debiera ser más efectivo en el proceso de saneamiento de tierras particularmente en comunidades campesinas y que la entrega de miles de títulos de propiedad no resuelve el problema de escasez de tierra. De lo contrario se requiere acceder a nuevas tierras fiscales previamente planificadas y con el apoyo estatal.

Como se puede apreciar el planteamiento de la CSUTCB de elaborar una nueva ley de tierras encierra en sí mismo muchos aspectos y ahí radica la complejidad de este asunto. El planteamiento del presidente es muy claro, la nueva norma debiera ser orientada a que facilite la producción de alimentos. Por su parte el planteamiento de las organizaciones campesina se centra en la aguda escasez de tierras para las familias campesinas y que las tierras actualmente está en manos extranjeras. Lo que está claro es que una nueva ley agraria deberá ser producto de consensos entre campesinos, indígenas, productores agropecuarios y el rol fundamental del Estado. En última instancia deberá superar la visión técnico-jurídica de la ley INRA.

 

 

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