Bolivia últimamente vive una época en que la mujer está más presente en la política. Hay más concejalas, ministras y asambleístas que nunca antes en la historia. De esta manera, las mujeres ocupan lugares tradicionalmente reservados para los hombres, desafiando los roles de género. Esta presencia visible en estas posiciones en sí es un avance, especialmente cuando se considera la alta participación de mujeres indígenas campesinas y originarias, quienes están en el poder por primera vez.
Sin embargo, muchos cuestionan los frutos de este avance. Considerando el aumento de las leyes de cuotas para las mujeres por todo el mundo, Mona Lena Krook 1 (2008: 346) se pregunta si las leyes de cuotas "constituyen una demanda feminista articulada por un nuevo movimiento global de mujeres, o en cambio, reflejan un intento más cínico entre las élites para enmascarar otras luchas con el pretexto de la preocupación por la situación política de las mujeres." Es decir, pone en duda el papel de las mujeres en la política como promotoras de cuestiones de género. La misma autora postula que las mujeres que son elegidas por las leyes de cuotas "son más leales a los líderes del partido que las mujeres que ganan escaños abiertos" (2008: 358). Las mujeres elegidas por leyes de cuotas, por ejemplo, podían sentir que deben su puesto al partido político.
Además los partidos políticos prefieren leyes de cuotas en lugar de escaños reservados para grupos específicos porque las leyes de cuotas no crean un bloque unido. Es decir, las mujeres que entran en la política mediante leyes de cuotas están sometidas a varios partidos políticos, manteniendo y no desafiando la balanza. Esto podría reducir el poder de las mujeres para abordar temas de género. Para complicar aún más la cuestión, no está nada claro lo que son los "temas de género." Igual serán temas que afectan a las mujeres... ¿pero a quiénes o qué grupos de mujeres?
No se puede tratar el tema de género independiente de los temas de etnicidad, clase, región, entre otros. Considerando este problema, Joe Foweraker2 lamenta que "se supone que donde y como las mujeres se movilizan lo hacen como mujeres, y no como las pobres urbanas, o como las trabajadoras, las profesoras o las estudiantes" (1995:60). Sin embargo, las intersecciones de identidad son claves para entender la acción colectiva de las mujeres.
Reflexionando sobre cuando las mujeres en Bolivia han podido formar alianzas, un ejemplo viene de leyes referidas a la violencia, como son la Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia y la Ley contra el acoso y violencia política contra las mujeres. No debe sorprendernos que donde las mujeres políticas en Bolivia formaron alianzas para promover temas de género haya sido en temas de violencia, sobre todo. Hay movimientos similares por todo el mundo. Las mujeres se unen para combatir problemas que afectan a la mayoría de ellas, como es la violencia contra la mujer.
Aunque estas intersecciones de identidad pueden servir para unir mujeres, por otro lado se pueden convertir en barreras para la promoción de género. Así distintos grupos de mujeres compiten para promover su visión de género, dividiendo a las mujeres. Un ejemplo interesante en el caso de Bolivia viene de la pelea entre la descolonización y la despatriarcalización del país. Este debate intenta definir la causa de la subordinación de la mujer boliviana.
Por un lado, grupos de mujeres indígenas campesinas y originarias como la Confederación Nacional de Mujeres Campesina Indígena Originarias de Bolivia "Bartolina Sisa" (CNMCIOB-BS) ven la subordinación de la mujer como "un producto del colonialismo, ya que en los pueblos indígenas y originarios no había discriminación contra las mujeres. En vez de discriminación, había complementariedad de género, el chachawarmi". Si la causa es el colonialismo, la solución es descolonizar el país. Por otro lado, grupos de mujeres feministas ven esta subordinación como un producto de un sistema patriarcal. Allí entonces la solución es despatriarcalizar. Las dos visiones compiten para poder definir primero la causa de la subordinación de la mujer boliviana y luego para presentar soluciones para abordar el problema.
El debate sobre la complementariedad de género trae a colación varias preguntas: ¿Quién tiene el derecho de hablar en nombre de las mujeres bolivianas? ¿Qué organización tiene razón acerca de la causa de la subordinación de las mujeres? Y entonces, ¿cuál es la más adecuada para el desarrollo de planes para superar esa subordinación? En cuanto a la primera pregunta, parece que ninguna organización puede o debe hablar en nombre de todas las mujeres bolivianas. Los intereses de las mujeres no siempre están unidos y pueden de hecho ser mutuamente excluyentes. Todas las mujeres deben continuar su lucha. Sin embargo, parece que no sirven sus esfuerzos en competencia entre sí sobre quién puede hablar en nombre de las mujeres bolivianas. En cambio, los ejemplos de cooperación y coordinación entre los grupos de mujeres feministas e indígenas muestran oportunidades para la consecución de los derechos de las mujeres.
1. Krook, Mona Lena (2008). "Quota Laws for Women in Politics: Implications for Feminist Practice." Social Politics: International Studies in Gender, State and Society 15(3): 345-368.
2. Foweraker, Joe. (1995). Theorizing Social Movements. Boulder: Pluto Press.
* Investigadora social. Cursa una maestría en Estudios latinoamericanos en la especialidad en Desarrollo en la Universidad de Florida, Estados Unidos de Norte América.