Cumbre Agropecuaria: Elementos para el debate

La caída del precio del petróleo fue el detonante para la iniciativa gubernamental de llamar a fines de enero a una Cumbre Agropecuaria, con el propósito de relanzarla producción en el país, sobre todo de alimentos para exportación.

 

En el diseño inicial, se vio como protagonista al sector agroindustrial cruceño bajo el criterio de que aumentando el volumen de las exportaciones de productos como la soya, azúcar y otros, Bolivia podría aminorar los efectos de la baja de precios de hidrocarburos, además de aumentar la producción de alimentos de consumo interno, con el fin de disminuir la importación de los mismos. De esta forma, luego de una reunión del presidente Morales con los representantes de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Cainco), se anunció la realización de la Cumbre Agropecuaria denominada "Sembrando Bolivia", a inicios de febrero en la ciudad de Santa Cruz, para analizar propuestas sectoriales y fijar un plan de acción de corto y mediano plazo.

 

Desde entonces, esta iniciativa ha sido postergada en varias ocasiones, debido principalmente a que han comenzado a surgir discrepancias sobre aspectos de la política agropecuaria que, no solamente influyen en el desarrollo rural, sino que hacen a la visión de país que se pretende implementar.

 

Una cuestión de inicio es si se busca solamente aumentar la producción de alimentos exportables o priorizar la producción de aquellos que son de consumo interno puesto que, según el balance alimentario nacional, la producción de éstos es deficitaria para lograr la seguridad alimentaria con soberanía.

 

Los representantes de la agroindustria cruceña1 apoyándose en declaraciones de personeros de gobierno, identifican como desafío para el sector agroproductivo nacional "incrementar la producción de alimentos, a razón de un millón de hectáreas por año", y plantean cuatro pilares para este fin: : seguridad jurídica, libertad de exportación, biotecnología (entendida como la aceptación del uso de transgénicos), e infraestructura. De ser aceptada la propuesta de este sector, en el año 2030 se alcanzarían a producir 31 millones de toneladas métricas de arroz, maíz, soya, caña de azúcar principalmente, así como potenciar los hatos ganaderos y el sector lechero para abastecer la demanda interna. Cabe mencionar aquí que Bolivia es excedentaria en estos productos, y que, entre tira y afloja, ya son exportados a diversos países.

 

En relación a la seguridad jurídica, los empresarios agropecuarios, industriales y forestales, buscan posponer la verificación de la Función Económica Social (FES) para –según ellos– destrabar el crecimiento de la frontera agrícola, de la producción industrial y forestal y de las inversiones privadas. Estos productores, consideran que una pausa en la verificación de la FES, beneficiaría al 90 por ciento del sector que trabaja con créditos financieros.

 

Estas propuestas del sector empresarial cruceño han sido recurrentes y argumentadas con mayor o menor fuerza a lo largo de estos años, en diversos eventos, como una condición/exigencia para producir más alimentos.

 

Por su parte, los sectores productores de occidente, hicieron públicas las siguientes propuestas:

 

  • La Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) a través del Pacto de Unidad, ha preparado una propuesta que privilegia la atención a hortalizas, cereales y granos, tubérculos, frutas, leguminosas, productos apícolas, lácteos, frutas exóticas, animales menores y carne y huevos como los sectores estratégicos. Así como el acceso a créditos como eje transversal, buscando no solamente aportar al mercado interno sino también en la generación de excedentes para la exportación.
  • La Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia (Aopeb), plantea de inicio que se den soluciones al saneamiento de tierra y se implementen sistemas de cosecha de agua, manejo, conservación y recuperación de suelos, además de diversificación, transformación, promoción y comercialización de la producción ecológica. A partir de ello, propone diversificar la oferta ecológica a 25 cultivos, entre otros, tomate, hortalizas, frutas, lácteos, piscicultura, avicultura y reforzar el comercio exterior de cacao, café, castaña y quinua. Preliminarmente se conoció que los productores ecológicos requieren $us 191 millones para ampliar en cinco años un 15% el área productiva que actualmente alcanza 1 millón de hectáreas.
  • El vicepresidente de las Seis Federaciones del Trópico, Leonardo Loza propuso ampliar la industrialización de la hoja de coca para la exportación.

 

Esta diversidad de propuestas, por una parte necesita una definición sobre hacia dónde dirigir el apoyo al sector productivo y, por otra parte, hace evidente la tensión entre dos visiones de desarrollo, una que busca generar productos exportables basada en la expansión de frontera agrícola y el apoyo a los grandes productores, asentados sobre todo en Santa Cruz y otra que se expresa en la Agenda 2025 que privilegia la seguridad con soberanía alimentaria asentada en la agricultura familiar y sostenible.

 

Aquí, es necesaria una reflexión. Si bien, necesitamos diversificar nuestra matriz exportadora para reducir la vulnerabilidad del país frente a impactos que vienen del contexto internacional, también es necesario cumplir con los mandatos que se desprenden de la Constitución Política del Estado, plasmada en un marco normativo que prioriza el apoyo a la seguridad con soberanía alimentaria, basada en la producción familiar.

Por ello es importante identificar cuáles son las potencialidades y cuáles las debilidades de la producción agropecuaria nacional de los principales productos de la canasta familiar boliviana.

 

El siguiente cuadro nos muestra que el país, pese a los esfuerzos de EMAPA, mantiene la dependencia en lo que se refiere a trigo y sus derivados, de los que se necesita importar más de la mitad de lo que consume la población boliviana, pero también aparecen como deficitarios productos como la papa, el arroz, la cebolla y el tomate que son producidos por cientos de productores campesino indígenas. Es probable que en estos productos, el déficit sea mayor pues no se contabiliza que estos y otros productos alimenticios entran de contrabando de Argentina, Perú y Chile principalmente

 

Ahora bien, la producción de nuestros alimentos no está concentrada en la región cruceña, que ciertamente ocupa primeros lugares en los bienes de exportación, en muchos otros productos destinados a la mesa familiar, sobre todo los deficitarios, se encuentra ausente. Los protagonistas siguen siendo hombres y mujeres, campesinos e indígenas dedicados a la agricultura familiar, que siguen enfrentando limitaciones de tierra, riego y manejo de suelos, acceso a semilla de calidad, a asistencia técnica y otros factores que podrían mejorar el rendimiento, la calidad y la cantidad de sus cosechas.

 

PRINCIPALES PRODUCTOS DE CONSUMO INTERNO

PRODUCTO

PRODUCCIÓN

(en TM)

CONSUMO INTERNO

(en TM)

PRINCIPALES DEPARTAMENTOS

PRODUCTORES

Carne bovina

217.776

204.309

Beni

Santa Cruz

Pollo parrillero

401.997

309.218

Cochabamba

Santa Cruz

Trigo

286.768

762.261

Santa Cruz

Chuquisaca

Maíz duro

1.090.383

973.165

Santa Cruz

Chuquisaca

Maíz choclo

21.519*

17.000**

Cochabamba

Chuquisaca

Soya en grano

2.701.431

2.375.096

Santa Cruz

Arroz

235.194

356.273

Santa Cruz

Beni

La Paz

Azúcar

615.002

403.217

Santa Cruz

Tarija

Papa

928.613

1.021.763

Cochabamba

La Paz

Quinua

61.182

12.232

Oruro

Potosí

Cebolla

84.870

102.154

Cochabamba

Chuquisaca

Tomate

49.600

94.000

Santa Cruz

Cochabamba

Zanahoria

27.999

21.930

Cochabamba

La Paz

Frijol

89.671

84.903

Santa Cruz

Chuquisaca

Haba

60.344

318.034

Cochabamba

La Paz


Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Observatorio Agroambiental, actualizado a 6 de diciembre 2013 y delCompendio Agropecuario 2012
*MDRyT, BOLIVIA: Superficie, Producción y Rendimiento, Año agrícola 2012-2013
**Estimación realizada en base a declaraciones del Director INIAF, 2012

Observando este balance alimentario, podemos constatar que la disponibilidad de alimentos en Bolivia muestra grandes excedentes en aquellos productos que son bienes exportables, y algún déficit en aquellos que componen la dieta diaria. Para el año 2010, las zonas productoras del oriente del país habían pasado a duplicar en extensión (superficie cultivada en hectáreas) a las ubicadas en el occidente, sobre todo para productos de exportación: soya, frijol, sésamo, chía, frijol. Además de la extensión dedicada a pastos para engorde de ganado vacuno, plantel que creció 3,5% del año 2012, al 2013, siendo este un proceso de concentración de la tierra y de capital económico.

 

Este tipo de crecimiento de algunos sectores agrícolas y estancamiento de otros, muestra que muchas de las medidas adoptadas en relación con el desarrollo rural y la seguridad y soberanía alimentarias, son débiles, están desarticuladas de los niveles locales, son coyunturales, con bajos recursos y no se constituyen en políticas de fomento a la producción de base familiar y comunitaria.

 

La agricultura familiar, que es una característica del país, está ligada de manera indisociable a la seguridad alimentaria pues rescata y conserva alimentos tradicionales, contribuye de manera importante con productos de la canasta familiar y protege la biodiversidad agrícola y el uso sostenible de los recursos naturales, dinamizando las economías locales, manteniendo a las familias campesino indígenas, a sus migrantes en las ciudades y a la población urbana; tiene fuertes relaciones con el mercado interno, al que llega en condiciones de desventaja al no existir condiciones apropiadas de transporte ni de post cosecha. Esto desincentiva aumentar la producción, pues saben que ese mayor volumen corre el riesgo de echarse a perder antes de llegar al consumidor final.

 

Por otra parte, el Censo de Población y Vivienda 2012 muestra que la población rural sigue creciendo en cifras absolutas: más de 3,2 millones de personas están dedicadas en un 70% a actividades agropecuarias, en lo que se conoce como Unidades Productivas Agropecuarias (UPAs).

 

Los datos del Censo Agropecuario 2013 revelan que estas unidades productivas se hallan sobre todo en el occidente del país, área donde se produce una diversidad de alimentos destinados al consumo interno y que necesita de apoyo estatal para llegar a explotar sus potencialidades. Un dato revelador de esta información permite deducir los niveles de concentración de la tierra, que merecen un estudio específico, dato que no debe desdeñarse en el momento de construcción de propuestas en esta Cumbre Agropecuaria.

 

DISTRIBUCIÓN DE UPAs POR DEPARTAMENTO

 

UNIDADES PRODUCTIVAS AGROPECUARIAS

SUPERFICIE CULTIVADA+ BARBECHO+ DESCANSO

(en Ha)*

SUPERFICIE TOTAL AGRÍCOLA DISPONIBLE

(en Ha)*

BOLIVIA

872.641

4.395.900

8.902.900

La Paz

245.645

370.000

721.600

Cochabamba

181.671

288.700

861.900

Potosí

124.078

187.400

653.200

Santa Cruz

115.055

2.818.000

4.241.800

Chuquisaca

73.512

194.800

494.700

Oruro

62.798

177.900

746.300

Tarija

41.546

95.100

300.400

Beni

20.796

23.500

235.000

Pando

7.540

42.500

648.000


Fuente: Elaboración propia en base a Datos del Censo Agropecuario presentado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su Informe de Rendición Pública de Cuentas 2014
Compendio Agropecuario 2012 MDRyT
*1 Km² = 100 Has

 

La Cumbre Agropecuaria "Sembrando Bolivia", deberá pasar de ser una acción coyuntural, obligada por las amenazas externas, a ser parte de una visión integral de desarrollo que reconozca la presencia e importancia de la agricultura familiar, su capacidad de adaptación, racionalidad de su manejo productivo con respeto a la Madre Tierra y que impulse mejoras en la calidad de vida rural, dando inicio al cumplimiento de la Meta del Pilar 6 de la Agenda Patriótica que indica que al 2025 al menos el 50% de la producción agropecuaria esté en manos del sector indígena originario campesino.

 

Y, si bien los recursos pueden ser insuficientes ante la magnitud de las demandas de los diferentes actores rural, hay que tomar en cuenta el Fondo de Desarrollo Para los Pueblos Indígenas, Originarios y Comunidades Campesinas (FDPPIOYCC) como una parte importante, por la magnitud de recursos que maneja. Tampoco hay que olvidar que este Fondo es el resultado de un largo proceso de lucha y reivindicaciones de los movimientos indígenas y originarios, y su objetivo principal es financiar proyectos productivos y sociales para ser ejecutados directamente por las comunidades, capitanías, centrales y subcentrales, TCO, ayllus y unidades productivas comunitarias indígenas y originarias, dándoles autonomía y permitiendo que sean protagonistas de su propio desarrollo integral y sostenible.

 

Estos recursos, dentro de la visión integradora de la Cumbre Agropecuaria "Sembrando Bolivia", pueden impulsar proyectos de Seguridad Alimentaria con Soberanía, pero además pueden ser incentivos para aquellos jóvenes productores que persisten en mantener y hasta innovar sus sistemas productivos. Es el gran desafío.

 

* Economista

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